Los pasos de aquel hombre menguaron en intensidad a medida que se acercaba a aquella encrucijada. Fijó su mirada en el camino que comenzaba frente a él, haciendo caso omiso a los caminos que tenia a su izquierda y derecha. Se paro justo en el centro de la encrucijada y habló
- Este es mi camino, no se cual es su destino, ni tan siquiera se si tiene término. Sí se, que en él encontraré lo que perdí en el camino que dejé atrás.-
De su bolsillo sacó un taquito de octavillas en blanco atadas con una cinta verde.
-Es estas hojas estaban escritos todos mis sueños, sueños que perdí y se quebraron allá atrás. Los encontraré y los repararé siguiendo este nuevo camino y mis hojas volverán a contener todos mis sueños perdidos.-
Volvió a guardar el taco de octavillas y comenzó a caminar...
Saludos cordiales
Bueno, así es la vida. Todo viene marcado por el dúo ensayo-error
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