viernes, 22 de febrero de 2008

Voces femeninas IV

Una preciosa historia contada por Belén (Belén in red) me recordó esta canción

Aoife Clancy, ex-integrante del grupo estadounidense, de raíces irlandesas, Cherish The Ladies Uno de mis grupos preferidos. La canción se titula "The back door"




miércoles, 20 de febrero de 2008

Voces femeninas III

Moya Brennan (Marie Brennan), integrante del grupo Clannad. Interpretan el precioso tema de la no menos buena película "The Harry's Game".




Nota: Merced a un comentario de "El Indeciso" en Voces femeninas II, y en deferencia suya, en esta ocasión solo pondré un vídeo.

martes, 19 de febrero de 2008

El Blu-ray huele a monopolio...

... ¡que lo denuncien!.

La lucha encarnizada entre Sony (Blu-ray) y Toshiba (HD-DVD) ha finalizado con la victoria del "rayo azul" tras la retirada del mercado del HD-DVD.
Estamos reviviendo lo mismito que hace años sucedió con los formatos de vídeo analógico, ¿os acordais? Beta y VHS.

En el comercio digital actual, ya no se trata de que el cliente tenga una oferta extensa de producto y elija lo que más le guste o pueda permitirse, ahora es "por cojones".

Por cojones, me van tirando a la basura los dvds grabadores que leen de todo menos El Quijote de a 300 pavos cada uno o ese dvd del león , y se me compran, pero ya mismito, la "Pley Esteison III" de a 500 pavos cada una, que no graba pero juega, porque por cojones se me ha antojado que a partir de ahora las pelis solo las distribuiré en blu-ray.

Por cojones se me van cambiando de lectores en sus ordenadores, porque dentro de na el DVD ya no va a existir.

Por cojones que esto me huele a monopolio.


sábado, 16 de febrero de 2008

Voces femeninas II

Muireann Nic Amhlaoibh:
Irlandesa de pura cepa. Es integrante del grupo Danu, aunque recientemente ha sacado un disco en solitario.


Niamh Parsons:
Canta la canción tradicional "The water is wide"


jueves, 14 de febrero de 2008

El Mundo Submarino (El Tesoro del Río Real)


Dos tubos respiradores surcan la superficie del agua; trazan zetas sistemáticas siguiendo un camino previamente trazado y estudiado. De vez en cuando, uno de los tubos desaparece bajo las aguas para reaparecer, un poco más allá, tras un breve espacio de tiempo.

La singladura de los dos tubos se hace monótona hasta que, uno de ellos, desaparece bajo del agua y al cabo, reaparece soltando un pequeño surtidor y se dirige, con rapidez, hacia la orilla.

Una vez en la orilla, una mano sale del agua para entregar, a la joven científica un pieza del preciado Tesoro. La joven limpia de algas, con profesional cuidado, la pieza y la deposita en el recipiente especialmente diseñado para albergar tan delicadas joyas.

El submarinista regresa a su planificada búsqueda, uniéndose a su compañero hace el gesto con los dedos correspondiente al OK.

Los dos continúan zigzagueando hasta que, en un momento dado, uno de ellos llama la atención de su camarada y señala, con su dedo índice, una zona poblada de algas en la que asoman unas cuantas piezas, en tonos marfil.

El continuo chapoteo de las cuatro aletas delata la febril actividad, continuamente surgen pequeños surtidores y vuelta a sumergirse. Han dado con el filón, en unos minutos se hacen con 6 piezas.

Uno de los submarinistas, se dirige a la orilla con las joyas recogidas del fondo y nuevamente lo entrega, sin salir del agua, a la joven científica y sin descanso, regresa al lugar del agua en que su compañero sigue zambulléndose. Son alrededor de 25 las piezas descubiertas.

El Sol, en pleno zenit, marca el fin de la búsqueda. Los dos submarinistas nadan relajados a la orilla en la que les espera un buen almuerzo, un merecido descanso y una alegre tarde de playa.

Fin del capítulo 20




Títulos de crédito

Escenario

Año 1.969

Margen derecho de la desembocadura del río Real en San Pedro de Alcántara (Málaga)
Profundidad máxima 1,60 metros


Equipo de J. Cousteau


Joven científica - La Sheli (5 años)

Submarinista 1 - Tril456 (10 años)
Submarinista 2 - Ray (12 años)


Recipiente especial

Cestita de rejilla en plástico de color celeste



Piezas del Tesoro

Pelotas de golf



domingo, 10 de febrero de 2008

Voces femeninas

Mary Dilon, vocalista del (lástima) desparecido grupo irlandés Deànta


Karan Casey, ex-vocalista del grupo irlandés "Solas"


Sarah Mclachlan. La vi y oí ¡¡como telonera!! del grupo Crash test dummies, me pareció increible que ella fuera la telonera y no el grupo, por muy de moda que se pusiesen con su canción "MMM MMM MMM MMM"



miércoles, 6 de febrero de 2008

Una ola interminable



Cuando llamé al portero automático de su casa, no pude reprimir el contestar "soy Maldonado, el hombre del tiempo".

La Semana Santa se acercaba y la planificación del viaje, requería un continuo seguimiento del estado del clima en la zona costera que comprende, Cartagena, Portman y Cabo de Palos. Esa sería la franja costera a la que dedicaríamos nuestras jornadas de pesca en esa semana de vacaciones. Los resultados de los estudios meteorológicos auguraban una buena climatología, sol y poco frío.

"Riki", "Von Chemmen" y yo dedicamos, con verdadero entusiasmo, todo un día en los preparativos. Tomamos la decisión por razones obviamente económicas, de llevarnos desde Madrid los alimentos de los tres para toda la semana. Desayuno, comida, cena y bocadillos.

El viaje fue como todos los viajes que hemos hecho juntos, ella conduciendo, él de copiloto encargado de la música y yo detrás sin otra cosa que hacer que esperar el momento oportuno para pedir agua o quejarme por variopintos motivos tales como: "jooo ¿queda muchooo?", "Teeengo calooor", "quieero aaagua", "me haaago piiis", "¿cuantooo faltaaa?". A todas estas quejas, hechas con entonación infantil, la respuesta es siempre la misa "calla joio niño".

Ya oscurecido, llegamos a nuestro destino cansados pero con el entusiasmo intacto.

Al día siguiente continuamos con el ritual, visitando las tiendas de pesca, en las que adquirir lo imprescindible para el tipo de pesca que íbamos a practicar; barritas de luz química para los flotadores, algún que otro flotador, anzuelos para reponer, coreanos (para dar sabor a nuestros bocadillos) y demás pertrechos que pudiésemos necesitar para las cuatro o cinco jornadas de pesca nocturna que nos esperaban.

Al atardecer de un soleado día, nos dirigimos a nuestro pesquil (lugar de pesca) preferido. Aunque el clima acompañaba, nuestro gozo se vio en el pozo; el mar, caprichoso como nunca, decidió recibirnos con sus mejores y espumosas galas: gran oleaje y viento endiablado. Nuestro pesquil, muy expuesto, no era factible para la pesca. Buscamos un lugar a cubierto del oleaje y del viento.

En un recodo formado por roca natural y una pequeña plataforma de construcción humana, se encontraba la solución a nuestros pesares. Refugiados del viento y del oleaje plantamos nuestros aparejos y comenzamos, alegres, nuestra jornada de pesca.

La primera emoción llegó para ella, un salpa de muy buen tamaño (diría yo que, la madre de todas las salpas) picó en su anzuelo.

En un momento dado observe que los tres flotadores, dejaron de bailar al son del mermado oleaje y comenzaron a hacer movimientos raros. Mis sospechas se confirmaron, la corriente marina cambió, el oleaje bordeaba el pequeño brazo rocoso y chocaba, a nuestros pies, bajo la plataforma de cemento.

Algunas salpicaduras, llegaron cerca de nosotros. Sin mayores contratiempos, seguimos con la pesca. Aún así, fuimos precavidos y nos embuchamos en nuestros trajes de agua.

¡Bien que hicimos!, sobre todo ella y él, pues sentados a mi derecha recibían de vez en cuando algo más que salpicaduras.

Jocoso fue mi comportamiento hacia ellos dos, cuando una ola choco con la base de la plataforma con mayor fuerza que las anteriores y les envió una buena pared de agua que luego, cayo sobre ellos. "Las olas respetan al verdadero y avezado pescador y se ensaña con los novatillos" les dije. Me miraron, se rieron y dijeron al unísono "¡ya, ya!".

No había terminado de reírme de mis dos amigos, cuando en la base sonó estruendosa una ola con mucha mala leche. Ante mi se elevo una pared de agua, tupida, no me dejaba ver más allá, fije mi vista en la espumosa cabellera , avanzaba hacia mi desde la altura, agaché la cabeza, dije ¡oh, oh! y recibí una salina ducha durante un largo, larguísimo, tiempo. La Ola Interminable se fijó en mi, a ellos ni una sola gota.

Risas, risas y más risas y no mías por cierto.

En toda la semana, nos fue imposible volver a pescar, por más intentos que hicimos. El mar no nos dejaba.

El último día, de regreso a casa vimos desde la carretera un mar azul calmado, como una balsa de aceite.